Me es tan difícil pensar en ti,
aunque sea durante un segundo,
me es difícil recordarte con tus huesos tristes,
tu mirada ciega y tu ropa de domingo.
De todas maneras me esfuerzo,
intento recordar cómo respirabas,
qué era lo que me susurrabas al oído,
cómo me mirabas entre el humo del bar.
Pero ahora se que ese tiempo pasó,
sus segundos expiraron
y ya sólo me acuerdo de ti
de vez en cuando
como ahora, en el que el frío me rodea.
Y el recuerdo se coló en mi habitación,
Atrapándome como
la piel a los huesos.
Es entonces, cuando de repente
sin saber el cómo
ni el porqué
te recuerdo.
jueves, 6 de diciembre de 2007
Derrota. Rafael Cardenas
Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces
más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo
("Ud. es muy quedado, avíspese despierte")
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación, mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.
Rafael Cadenas (Barquisimeto 1930) poeta y ensayista venezolano. Profesor de la Escuela de Letras de la Universidad Central. De sus libros de poesía y ensayo podemos destacar, "Los cuadernos del destierro" en 1960, "Falsas maniobras" en 1966 "Memorial" en 1977, "Intemperie" en 1977, "Anotaciones" en 1983, "Amante" en 1983, "Dichos" en 1992, "Gestiones" en 1992 y "Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística" en 1995.
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces
más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo
("Ud. es muy quedado, avíspese despierte")
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación, mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.
Rafael Cadenas (Barquisimeto 1930) poeta y ensayista venezolano. Profesor de la Escuela de Letras de la Universidad Central. De sus libros de poesía y ensayo podemos destacar, "Los cuadernos del destierro" en 1960, "Falsas maniobras" en 1966 "Memorial" en 1977, "Intemperie" en 1977, "Anotaciones" en 1983, "Amante" en 1983, "Dichos" en 1992, "Gestiones" en 1992 y "Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística" en 1995.
miércoles, 28 de noviembre de 2007
Vesperal. Ángel Augier
No hagas ruido, a ver,
si no se va la tarde.
Dile a tu alma que haga
un silencio absoluto.
Acalla ese ruido de pensamientos,
rompe ese hondo clamor de recuerdos,
ahoga ese sordo rumor de ensueños.
No seas imprudente, no hagas ruidos,
que le molestan a la tarde.
Ante ella hay que estar como una esfinge jovial,
ungida de serenos éxtasis
florecidos de silencios blancos.
Tenemos que rimar ese silencio
con el blanco silencio de la tarde.
Pero, ¿ya ves?, se va la tarde.
No pudiste amordazar el grito desbocado de tus nostalgias
y has espantado a la tarde.
Mira como huye despavorida a otro lugar donde comprendan
el silencio blanco de su alma. Y nos deja las sombras
-gran silencio negro-
para el negro silencio de nuestros ruidos.
Ángel Augier nació el jueves 1 de diciembre de 1910 en el central Santa Lucía, municipio Rafael Freyre, provincia de Holguín. Poeta, investigador literario, crítico, ensayista y periodista. Doctor en Ciencias Filológicas (1981), graduado de la Universidad de La Habana y del Instituto de Literatura Mundial Máximo Gorki de la Academia de Ciencias de la URSS, en Moscú. Director fundador de la Revista de Literatura Cubana (1982). Premio Nacional de Literatura 1991. Miembro de Número de la Academia Cubana de la Lengua, correspondiente de la Academia española. Miembro del Consejo Asesor del Centro de Estudios Martianos. Miembro fundador de la Unión de Periodistas de Cuba y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), de la que fue vicepresidente y miembro de su Consejo Nacional durante varios años. Presidente organizador de la Fundación "Nicolás Guillén", de la que es actualmente Presidente de Honor y asesor. Fue subdirector del Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, la que le otorgó la categoría especial de Investigador de Mérito. Ha sido coeditor de revistas literarias cubanas y redactor o colaborador de principales publicaciones periódicas de otros países. Fue auxiliar fundador de la Oficina del Historiador de Ciudad de La Habana, profesor-jefe del Taller de Artes Gráficas de la Escuela Técnica Industrial "José B. Alemán" y Secretario de Redacción (fundador) de la Agencia de Noticias Prensa Latina y del diario El Mundo. Ha viajado a numerosos países de América, Europa occidental y oriental, Mediano Oriente y Asia Central. Fue becario de la UNESCO para estudios literarios en París; ha participado en congresos de uniones de escritores de países socialistas y en algunos de los de la Asociación Internacional de Críticos Literarios, de la que es miembro. Ha ofrecido conferencias de temas de la literatura cubana en la Universidad de La Habana, UNEAC, Casa de la Américas, Universidad de Oriente, de Santiago de Cuba (que le otorgó la categoría docente especial de profesor invitado), en otras instituciones culturales cubanas, en las universidades de Sevilla y de Santiago de Compostela, en España; de Londres, Bristol, Warwick, Gran Bretaña, y de Burdeos, en Francia, así como en la Maison de l'Amerique Latine en París. El Consejo de Estado de la República de Cuba le otorgó en 1982 la Orden Nacional "Félix Varela" de primer grado, y el Ministerio de Cultura y otras instituciones nacionales le confirieron honrosas distinciones, incluyendo las provinciales del Poder Popular de Holguín, Camagüey, Villa Clara y Sancti Spíritus. Ha sido incluido en numerosas antologías de la poesía cubana en nuestro idioma y en traducciones a otras lenguas. Su obra poética se encuentra reunida en una antología publicada en 1980 y en "Todo el mar en la ola" en 1989.
si no se va la tarde.
Dile a tu alma que haga
un silencio absoluto.
Acalla ese ruido de pensamientos,
rompe ese hondo clamor de recuerdos,
ahoga ese sordo rumor de ensueños.
No seas imprudente, no hagas ruidos,
que le molestan a la tarde.
Ante ella hay que estar como una esfinge jovial,
ungida de serenos éxtasis
florecidos de silencios blancos.
Tenemos que rimar ese silencio
con el blanco silencio de la tarde.
Pero, ¿ya ves?, se va la tarde.
No pudiste amordazar el grito desbocado de tus nostalgias
y has espantado a la tarde.
Mira como huye despavorida a otro lugar donde comprendan
el silencio blanco de su alma. Y nos deja las sombras
-gran silencio negro-
para el negro silencio de nuestros ruidos.
Ángel Augier nació el jueves 1 de diciembre de 1910 en el central Santa Lucía, municipio Rafael Freyre, provincia de Holguín. Poeta, investigador literario, crítico, ensayista y periodista. Doctor en Ciencias Filológicas (1981), graduado de la Universidad de La Habana y del Instituto de Literatura Mundial Máximo Gorki de la Academia de Ciencias de la URSS, en Moscú. Director fundador de la Revista de Literatura Cubana (1982). Premio Nacional de Literatura 1991. Miembro de Número de la Academia Cubana de la Lengua, correspondiente de la Academia española. Miembro del Consejo Asesor del Centro de Estudios Martianos. Miembro fundador de la Unión de Periodistas de Cuba y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), de la que fue vicepresidente y miembro de su Consejo Nacional durante varios años. Presidente organizador de la Fundación "Nicolás Guillén", de la que es actualmente Presidente de Honor y asesor. Fue subdirector del Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, la que le otorgó la categoría especial de Investigador de Mérito. Ha sido coeditor de revistas literarias cubanas y redactor o colaborador de principales publicaciones periódicas de otros países. Fue auxiliar fundador de la Oficina del Historiador de Ciudad de La Habana, profesor-jefe del Taller de Artes Gráficas de la Escuela Técnica Industrial "José B. Alemán" y Secretario de Redacción (fundador) de la Agencia de Noticias Prensa Latina y del diario El Mundo. Ha viajado a numerosos países de América, Europa occidental y oriental, Mediano Oriente y Asia Central. Fue becario de la UNESCO para estudios literarios en París; ha participado en congresos de uniones de escritores de países socialistas y en algunos de los de la Asociación Internacional de Críticos Literarios, de la que es miembro. Ha ofrecido conferencias de temas de la literatura cubana en la Universidad de La Habana, UNEAC, Casa de la Américas, Universidad de Oriente, de Santiago de Cuba (que le otorgó la categoría docente especial de profesor invitado), en otras instituciones culturales cubanas, en las universidades de Sevilla y de Santiago de Compostela, en España; de Londres, Bristol, Warwick, Gran Bretaña, y de Burdeos, en Francia, así como en la Maison de l'Amerique Latine en París. El Consejo de Estado de la República de Cuba le otorgó en 1982 la Orden Nacional "Félix Varela" de primer grado, y el Ministerio de Cultura y otras instituciones nacionales le confirieron honrosas distinciones, incluyendo las provinciales del Poder Popular de Holguín, Camagüey, Villa Clara y Sancti Spíritus. Ha sido incluido en numerosas antologías de la poesía cubana en nuestro idioma y en traducciones a otras lenguas. Su obra poética se encuentra reunida en una antología publicada en 1980 y en "Todo el mar en la ola" en 1989.
jueves, 18 de octubre de 2007
De madrugada
Oswaldo de los Rios poeta nicaragüense, nacido el 7 de enero de 1965. Curso estudios de literatura hispanoamericana en la universidad de la Habana. Obra publicada: Los últimos días (1984), Después de la euforia (1992), Aquí y ahora (1999).
Puede que alguna vez,
cuando el día comienza - en esos instantes en que
la luz es sólo una promesa en el horizonte- y al posar
tus pies en el suelo, notes que el frío te llega hasta los huesos.
Entonces te preguntaras, ¿Cómo he llegado a esto?
Cuando todavía herido por la noche
intentes arrancarte de ella y
al levantar la cabeza, no te reconozcas en el
reflejo que te devuelve el espejo
Entonces te preguntaras, ¿Cómo he llegado a esto?
Seguramente quizás ya tendrás la certeza de que el signo del día
no cambiara para ti.
El día te arrastrara y finalmente pasara
pero tú seguirás vacío.
Puede que alguna vez,
cuando el día comienza - en esos instantes en que
la luz es sólo una promesa en el horizonte- y al posar
tus pies en el suelo, notes que el frío te llega hasta los huesos.
Entonces te preguntaras, ¿Cómo he llegado a esto?
Cuando todavía herido por la noche
intentes arrancarte de ella y
al levantar la cabeza, no te reconozcas en el
reflejo que te devuelve el espejo
Entonces te preguntaras, ¿Cómo he llegado a esto?
Seguramente quizás ya tendrás la certeza de que el signo del día
no cambiara para ti.
El día te arrastrara y finalmente pasara
pero tú seguirás vacío.
viernes, 21 de septiembre de 2007
Mi abuelo, mi madre y yo. Tres generaciones contra el trabajo.
Tres generaciones contra el trabajo. Del fordismo al postfordismo. Hacia la autonomía a partir del rechazo al trabajo desde la renta de ciudadanía.
Mi abuelo, que era jornalero agrícola, leía a Marx y Lenin en las horas de descanso bajo la sombra de un árbol. En un momento de su vida apostó toda su hacienda, herencia y algún debito para abrir un negocio de alimentación y así tener tiempo para militar en el PCI. “Podríamos haber sido ricos si no hubiese pensado sólo en hacerse arrestar” todavía repite continuamente la abuela.
Mi madre, una vez llegó a Milán, se puso a trabajar en una fábrica y a participar en las luchas de los precarios de la enseñanza, para acabar trabajando como secretaria y escapar así a la condena del trabajo y de la vida. Yo, desde que empecé a trabajar, no me plantee el problema de escapar a esta o aquella condición de trabajo, al contrario, he tenido tantos trabajos de mierda que los concebía siempre como transitorios, bien para tener más tiempo, además del dedicado al trabajo, para mí y para desarrollar otra actividad. Part-time, cfl, en negro, cooperativista, co.co.co., a tiempo indeterminado, son las tipologías de “contrato” con las cuales he desempeñado trabajos de mudanza, encuestador, eventual de correos, dependiente, sistemista ... y también cualquier pequeña actividad ilegal, para conseguir no dedicar toda mi existencia sólo al trabajo, además de tener una renta y tiempo más allá del trabajo. Mi abuelo, mi madre y yo a partir da condiciones diferentes y con modalidades diversas, hemos buscado líneas de fuga para las diversas formas en las que se presenta la esclavitud del trabajo subordinado; hemos intentado sustraernos a la reducción de la vida al trabajo, a la imposición del trabajo (comprendida su exclusión) a la que nos somete bajo varias formas y en las diversas fases históricas, este sistema más social que económico llamado capital, que hoy reduce toda nuestra existencia a mercancía.
Mi abuelo, una vez puesto en marcha el negocio, y retornado al campo para sostener las luchas de los jornaleros pensaba que, si el PCI hubiese vencido y tomado el poder, todos habríamos tenido de qué vivir a través del trabajo socialista que, ¡ay de mí!, siempre es trabajo, siempre de subordinación se trata también en la economía socialista. Mi madre, cuando llegó a Milán, encontró alojamiento y trabajo a través de la organización extraparlamentaria en la que militaba, y en la cual continuó militando hasta el reflujo de los años 80, pensando que, si se hubiese hecho la revolución, se habría acabado con la explotación y tendríamos una distribución distinta del trabajo y por tanto de los recursos. Yo en cambio, el tiempo que he logrado sustraer al trabajo, lo he dedicado principalmente a actividades inherentes a la construcción de un centro social y, “superado” el problema de los desalojos, al desarrollo de este proyecto colectivo y territorial que hoy nos gusta definir biopolítico. Porque el recorrido colectivo que hemos emprendido, a partir de la cuestión de los espacios y después a la del tiempo para dedicar a las actividades a desarrollar dentro y fuera del centro social, ha tenido un acercamiento respecto a la cuestión de los recursos de reapropriación y de gestión directa de los mismos, en contraposición a la única modalidad de acceso que es el trabajo. El tiempo, tiempo para dedicar a los proyectos, tiempo a partir de la valorización del rechazo del trabajo, de cualquier tipo. “Trabajar para nosotros, para mejorar la calidad de la vida en el territorio.” Hace diez años que hemos iniciado una negociación con la administración municipal, no solo por el espacio, sino también para tener recursos financieros para reconstruir el centro y para desarrollar diversas actividades sin hacer voluntariado o utilizando el tiempo libre del trabajo para dedicarnos a la militancia política, reivindicando explícitamente el rechazo del trabajo y proponiendo proyectos de cooperación social autogestionada. Hemos conseguido fondos para reestructurar el centro aunque todavía no hemos logrado un solo euro para las actividades que se desarrollan, y por esto no hemos firmado el acuerdo deliberado en el consejo municipal para la asignación del espacio, pero nos las hemos arreglado y hemos puesto en común la tensión singular que cada uno, en plena soledad e impotencia, practicaba. Hemos empezado a hablar no sobre un salario justo, sino de una renta, entendiendo con ello la reapropiación y la gestión directa de los recursos a través de un proceso de cooperación. Pero no nos hemos recluido en el centro, hemos afrontado al mismo tiempo la fractura espacio-temporal que el capital nos imponía con nuevos modos de ser al trabajo durante la fuga de masa de la fabrica. Hemos continuado trabajando, entrando y saliendo del mercado de trabajo, utilizando también el instrumento de la negociación sindical y legal en los lugares de trabajo y una vez concluido el conflicto porque la producción se desplaza a otro lugar o se da el despido individual, reivindicamos de todos modos siempre los sueldos para tener tiempo de buscar otro trabajo y/o para desarrollar un año sabático en el centro y nominando también en los lugares de trabajo todo lo que es renta, lucha por la renta y no por el trabajo. Al mismo tiempo, dentro del centro, se ha iniciado y todavía está en curso también un proceso de autorenta, de utilización de una parte de los recursos producidos por nuestra economía de gestión, por algunas actividades de carácter principalmente político y social que nos han ayudado a afrontar individualmente y colectivamente la precariedad creciente de la existencia. Así, buscando valorizar y promover el rechazo del trabajo, buscando la ruptura a partir de las actuales modalidades de ponernos al trabajo, buscando invertir el concepto de flexibilidad y utilizarlo en nuestra ventaja; para sustraerse a la valorización capitalista de todas las actividades humanas que es hemos llegado a la experimentación de experiencias de libre cooperación.
Durante el desarrollo de este proceso de autorganización nos hemos planteado el problema de cómo generalizar la posibilidad, de cómo hacer que todos pudieran emprender proyectos de cooperación para participar en otra producción material e inmaterial del mundo. Cómo pasar del reino de la oportunidad para algunos al de la posibilidad para todos, considerando el chantaje del salario que sufrimos? Cómo generalizar la posibilidad de acceder a los recursos sin estar obligados a trabajar, garantizando así a todos la existencia sin ningún chantaje, para decidir libremente cómo, qué, cuánto y cuándo producir? Estas interrogaciones nos han llevado desde el trabajo a las actividades humanas y a la libre cooperación, desde el salario a la renta de ciudadanía universal e incondicionada. Es esta la búsqueda que nos hace escribir, que nos hace relatar nuestra experiencia en este magazine. En este magazine no sentirás ninguna añoranza por el puesto fijo de por vida, no demonizaremos la flexibilidad, no hablaremos de salario justo, de salario europeo, de salario garantizado, de renta mínima de inserción, de 35 horas, de indemnización por desocupación, de welfare municipal porque nos proponemos eliminar la explotación y quedarnos el trabajo. Aquí en cambio se trata de liberarse del trabajo, de cómo lograr emprender y generalizar procesos de reapropiación y gestión directa de los recursos para decidir libremente sobre la propia vida. La renta de ciudadanía es puesta en común desde los infinitos modos de sustraerse a la imposición del trabajo, es reconocimiento y valorización de los procesos de autovalorización individual y colectivos que, si no practican objetivos comunes, son destinados a ser nuevamente metidos al trabajo, tutti quanti. La renta de ciudadanía es imaginar una tendencial liberación del tiempo de vida a través de una reducción del rechazo sobre el salario. La renta de ciudadanía es un presupuesto imprescindible para una organización horizontal de la multitud y del éxodo. Veréis que mi abuelo, mi madre y yo hemos, junto a tantísimas otras tentativas que han acabado encontrar practicas y palabras comunes, metido en crisis y forzado a este sistema a nuevos límites para conseguir ´reinsertarnos’ de nuevo al trabajo? ¿Qué otro instrumento podríamos hoy practicar, si no la renta de ciudadanía, para no recaer en esta trampa?
Traducción: autsoc.
numero 997 del Mostro. Chi volesse scaricare la versione grafica, oppure stamparlo, diffonderlo o utilizzarne il contenuto in tutto o in parte (articoli che ritiene interessanti, ecc) può farlo al seguente indirizzo. http://www.infonodo.org/modules.php?name=Downloads&d_op=getit&lid=24
Mi abuelo, que era jornalero agrícola, leía a Marx y Lenin en las horas de descanso bajo la sombra de un árbol. En un momento de su vida apostó toda su hacienda, herencia y algún debito para abrir un negocio de alimentación y así tener tiempo para militar en el PCI. “Podríamos haber sido ricos si no hubiese pensado sólo en hacerse arrestar” todavía repite continuamente la abuela.
Mi madre, una vez llegó a Milán, se puso a trabajar en una fábrica y a participar en las luchas de los precarios de la enseñanza, para acabar trabajando como secretaria y escapar así a la condena del trabajo y de la vida. Yo, desde que empecé a trabajar, no me plantee el problema de escapar a esta o aquella condición de trabajo, al contrario, he tenido tantos trabajos de mierda que los concebía siempre como transitorios, bien para tener más tiempo, además del dedicado al trabajo, para mí y para desarrollar otra actividad. Part-time, cfl, en negro, cooperativista, co.co.co., a tiempo indeterminado, son las tipologías de “contrato” con las cuales he desempeñado trabajos de mudanza, encuestador, eventual de correos, dependiente, sistemista ... y también cualquier pequeña actividad ilegal, para conseguir no dedicar toda mi existencia sólo al trabajo, además de tener una renta y tiempo más allá del trabajo. Mi abuelo, mi madre y yo a partir da condiciones diferentes y con modalidades diversas, hemos buscado líneas de fuga para las diversas formas en las que se presenta la esclavitud del trabajo subordinado; hemos intentado sustraernos a la reducción de la vida al trabajo, a la imposición del trabajo (comprendida su exclusión) a la que nos somete bajo varias formas y en las diversas fases históricas, este sistema más social que económico llamado capital, que hoy reduce toda nuestra existencia a mercancía.
Mi abuelo, una vez puesto en marcha el negocio, y retornado al campo para sostener las luchas de los jornaleros pensaba que, si el PCI hubiese vencido y tomado el poder, todos habríamos tenido de qué vivir a través del trabajo socialista que, ¡ay de mí!, siempre es trabajo, siempre de subordinación se trata también en la economía socialista. Mi madre, cuando llegó a Milán, encontró alojamiento y trabajo a través de la organización extraparlamentaria en la que militaba, y en la cual continuó militando hasta el reflujo de los años 80, pensando que, si se hubiese hecho la revolución, se habría acabado con la explotación y tendríamos una distribución distinta del trabajo y por tanto de los recursos. Yo en cambio, el tiempo que he logrado sustraer al trabajo, lo he dedicado principalmente a actividades inherentes a la construcción de un centro social y, “superado” el problema de los desalojos, al desarrollo de este proyecto colectivo y territorial que hoy nos gusta definir biopolítico. Porque el recorrido colectivo que hemos emprendido, a partir de la cuestión de los espacios y después a la del tiempo para dedicar a las actividades a desarrollar dentro y fuera del centro social, ha tenido un acercamiento respecto a la cuestión de los recursos de reapropriación y de gestión directa de los mismos, en contraposición a la única modalidad de acceso que es el trabajo. El tiempo, tiempo para dedicar a los proyectos, tiempo a partir de la valorización del rechazo del trabajo, de cualquier tipo. “Trabajar para nosotros, para mejorar la calidad de la vida en el territorio.” Hace diez años que hemos iniciado una negociación con la administración municipal, no solo por el espacio, sino también para tener recursos financieros para reconstruir el centro y para desarrollar diversas actividades sin hacer voluntariado o utilizando el tiempo libre del trabajo para dedicarnos a la militancia política, reivindicando explícitamente el rechazo del trabajo y proponiendo proyectos de cooperación social autogestionada. Hemos conseguido fondos para reestructurar el centro aunque todavía no hemos logrado un solo euro para las actividades que se desarrollan, y por esto no hemos firmado el acuerdo deliberado en el consejo municipal para la asignación del espacio, pero nos las hemos arreglado y hemos puesto en común la tensión singular que cada uno, en plena soledad e impotencia, practicaba. Hemos empezado a hablar no sobre un salario justo, sino de una renta, entendiendo con ello la reapropiación y la gestión directa de los recursos a través de un proceso de cooperación. Pero no nos hemos recluido en el centro, hemos afrontado al mismo tiempo la fractura espacio-temporal que el capital nos imponía con nuevos modos de ser al trabajo durante la fuga de masa de la fabrica. Hemos continuado trabajando, entrando y saliendo del mercado de trabajo, utilizando también el instrumento de la negociación sindical y legal en los lugares de trabajo y una vez concluido el conflicto porque la producción se desplaza a otro lugar o se da el despido individual, reivindicamos de todos modos siempre los sueldos para tener tiempo de buscar otro trabajo y/o para desarrollar un año sabático en el centro y nominando también en los lugares de trabajo todo lo que es renta, lucha por la renta y no por el trabajo. Al mismo tiempo, dentro del centro, se ha iniciado y todavía está en curso también un proceso de autorenta, de utilización de una parte de los recursos producidos por nuestra economía de gestión, por algunas actividades de carácter principalmente político y social que nos han ayudado a afrontar individualmente y colectivamente la precariedad creciente de la existencia. Así, buscando valorizar y promover el rechazo del trabajo, buscando la ruptura a partir de las actuales modalidades de ponernos al trabajo, buscando invertir el concepto de flexibilidad y utilizarlo en nuestra ventaja; para sustraerse a la valorización capitalista de todas las actividades humanas que es hemos llegado a la experimentación de experiencias de libre cooperación.
Durante el desarrollo de este proceso de autorganización nos hemos planteado el problema de cómo generalizar la posibilidad, de cómo hacer que todos pudieran emprender proyectos de cooperación para participar en otra producción material e inmaterial del mundo. Cómo pasar del reino de la oportunidad para algunos al de la posibilidad para todos, considerando el chantaje del salario que sufrimos? Cómo generalizar la posibilidad de acceder a los recursos sin estar obligados a trabajar, garantizando así a todos la existencia sin ningún chantaje, para decidir libremente cómo, qué, cuánto y cuándo producir? Estas interrogaciones nos han llevado desde el trabajo a las actividades humanas y a la libre cooperación, desde el salario a la renta de ciudadanía universal e incondicionada. Es esta la búsqueda que nos hace escribir, que nos hace relatar nuestra experiencia en este magazine. En este magazine no sentirás ninguna añoranza por el puesto fijo de por vida, no demonizaremos la flexibilidad, no hablaremos de salario justo, de salario europeo, de salario garantizado, de renta mínima de inserción, de 35 horas, de indemnización por desocupación, de welfare municipal porque nos proponemos eliminar la explotación y quedarnos el trabajo. Aquí en cambio se trata de liberarse del trabajo, de cómo lograr emprender y generalizar procesos de reapropiación y gestión directa de los recursos para decidir libremente sobre la propia vida. La renta de ciudadanía es puesta en común desde los infinitos modos de sustraerse a la imposición del trabajo, es reconocimiento y valorización de los procesos de autovalorización individual y colectivos que, si no practican objetivos comunes, son destinados a ser nuevamente metidos al trabajo, tutti quanti. La renta de ciudadanía es imaginar una tendencial liberación del tiempo de vida a través de una reducción del rechazo sobre el salario. La renta de ciudadanía es un presupuesto imprescindible para una organización horizontal de la multitud y del éxodo. Veréis que mi abuelo, mi madre y yo hemos, junto a tantísimas otras tentativas que han acabado encontrar practicas y palabras comunes, metido en crisis y forzado a este sistema a nuevos límites para conseguir ´reinsertarnos’ de nuevo al trabajo? ¿Qué otro instrumento podríamos hoy practicar, si no la renta de ciudadanía, para no recaer en esta trampa?
Traducción: autsoc.
numero 997 del Mostro. Chi volesse scaricare la versione grafica, oppure stamparlo, diffonderlo o utilizzarne il contenuto in tutto o in parte (articoli che ritiene interessanti, ecc) può farlo al seguente indirizzo. http://www.infonodo.org/modules.php?name=Downloads&d_op=getit&lid=24
martes, 4 de septiembre de 2007
EL ESPLENDOR EN LA HIERBA
Esta es una presentación tardía, pero faltando un lector, la tardanza carece de importancia. Puede ser internet el lugar más solitario del mundo, de eso estoy seguro.
Mi primera intención, es escribir sobre literatura, sobre escritores o sobre lo que se me ocurra - relacionado con la literatura-. Bueno, anónimo e inexistente lector, seguiremos en contacto.
El esplendor en la hierba
Iván Oñate
Y en un instante,
en la maldita rebanada de un siglo
o de un segundo,
ves un lago,
ves un río, ves los árboles,
El verde paraíso donde un día fuiste feliz
y presientes los pasos de un dios jubilado,
de un dios indigente,
Un dios que va recogiéndolo todo
en un mantel desechable, en una bolsa inmunda
donde caen las cosas, los sueños
consumidos y muertos.
Todo,
irremediablemente todo
lo que ha de ser condenado al olvido
y a la podredumbre.
Porque el dios del invierno
es un empleado de motel, una carroñera divinidad
que empuja su carrito
por el largo corredor de la soledad
y apaga las luces del deseo
a quienes no merecimos el esplendor en la hierba.
*Iván Oñate nació en Ambato, Ecuador, el 17 de marzo de 1948. Poeta y narrador. Cursó estudios universitarios en Quito, Argentina y España donde realizó el doctorado en Comunicación (Semiótica) en la Universidad Autónoma de Barcelona. Parte de su obra ha sido traducida al alemán, francés, inglés, portugués, griego e italiano. Actualmente es profesor de Semiótica y Literatura Hispanoamericana en la Escuela de Ciencias del Lenguaje y Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central del Ecuador. Obra publicada: Estadía Poética, 1968; En Casa del Ahorcado, 1977; El Ángel Ajeno, 1983; El hacha enterrada, 1987, cuentos, siete ediciones; Anatomía del Vacío, 1988; El Fulgor de los Desollados, 1992; La canción de mi compañero de celda, prosa poética, 1995 y La nada sagrada, 1998
Mi primera intención, es escribir sobre literatura, sobre escritores o sobre lo que se me ocurra - relacionado con la literatura-. Bueno, anónimo e inexistente lector, seguiremos en contacto.
El esplendor en la hierba
Iván Oñate
Y en un instante,
en la maldita rebanada de un siglo
o de un segundo,
ves un lago,
ves un río, ves los árboles,
El verde paraíso donde un día fuiste feliz
y presientes los pasos de un dios jubilado,
de un dios indigente,
Un dios que va recogiéndolo todo
en un mantel desechable, en una bolsa inmunda
donde caen las cosas, los sueños
consumidos y muertos.
Todo,
irremediablemente todo
lo que ha de ser condenado al olvido
y a la podredumbre.
Porque el dios del invierno
es un empleado de motel, una carroñera divinidad
que empuja su carrito
por el largo corredor de la soledad
y apaga las luces del deseo
a quienes no merecimos el esplendor en la hierba.
*Iván Oñate nació en Ambato, Ecuador, el 17 de marzo de 1948. Poeta y narrador. Cursó estudios universitarios en Quito, Argentina y España donde realizó el doctorado en Comunicación (Semiótica) en la Universidad Autónoma de Barcelona. Parte de su obra ha sido traducida al alemán, francés, inglés, portugués, griego e italiano. Actualmente es profesor de Semiótica y Literatura Hispanoamericana en la Escuela de Ciencias del Lenguaje y Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central del Ecuador. Obra publicada: Estadía Poética, 1968; En Casa del Ahorcado, 1977; El Ángel Ajeno, 1983; El hacha enterrada, 1987, cuentos, siete ediciones; Anatomía del Vacío, 1988; El Fulgor de los Desollados, 1992; La canción de mi compañero de celda, prosa poética, 1995 y La nada sagrada, 1998
domingo, 19 de agosto de 2007
Historia definitiva de la literatura universal (I)
FRANZ KAFKA: UN MÉDICO RURAL.
Un médico rural, personaje sin pasado, sin nombre, indeterminado, apenas sabemos nada de él. Así nos presenta Kafka a su personaje, solo conocemos su oficio, médico en una comunidad rural.
Aquí volvemos a encontrar las constantes en la narrativa de Kafka que Alex Broch denominó como unidades significativas:

Estos temas no aparecen de manera aislada y separada, sino todo lo contrario. En el relato que nos atañe, en cierta medida encontramos todas las unidades significativas desarrolladas, exceptuando los puntos 4 y 5 que lógicamente no aparecen en esta narración.
El punto número uno se ve reflejado en los esquemas de lógica/ilógica y verosímil/inverosímil, que no sólo operan en el nivel semántico, sino que esta subestructura se enfrenta al personaje con una situación concreta, sin encontrar la debida respuesta, encerrándolo por tanto en su laberinto sin salida, que también se refleja en el nivel sintáctico de la construcción narrativa, representado por el antifinal narrativo de las novelas kafkianas.
La significación simbólica de su obra se encuentra en las llamadas “situaciones inverosímiles” que constituyen uno de los aspectos más destacables de su producción literaria.
Ahora trataré de explicar el significado de la categoría de verosimilitud. Encontramos dos acepciones para el adjetivo verosímil: “que tiene apariencia de verdadero”, y una segunda acepción muy significativa: “creíble por no ofrecer carácter alguno de falsedad”.
La categoría de verosimilitud es, por tanto, una convención. Es la imagen y la opinión que el público y el lector dan y aceptan de un hecho real. No es tanto la realidad del propio hecho como la imagen que aceptamos como reflejo y espejo de este hecho. La inverosimilitud aparecerá cuando se rompan las leyes y los límites de esta convención aceptada como real. Si la nueva lógica es aceptada y admitida por la convención social, se amplían los límites considerados verosímiles y se integran aquellos que se habían considerados inverosímiles.
Los cinco temas son utilizados para crear una superestructura temática que produce situaciones regidas por una lógica diferente a la que estamos habituados.
La aceptación de lo inverosímil o, más bien, la impotencia es lo que caracteriza a nuestro médico rural. Los personajes kafkianos actúan con una lógica natural y según los códigos de comportamiento social establecido y esta es la situación de nuestro viejo médico rural, personaje que se ve arrastrado por una realidad, que a todas luces es inverosímil, pero ante la que se pliega.
El relato tiene un ritmo ascendente que se corresponde con los ataques que recibe de la “inverosimilitud”, donde ciertamente la víctima colabora, dejándose arrastrar, sabiendo que es inútil toda resistencia.
Lo desconocemos todo o casi todo sobre el médico (sólo sabemos que es mayor), aunque su anonimato sea muy significativo y necesario para acentuar la atmósfera de irrealidad.
El proceso de desconexión con la realidad avanza desde el principio de manera inexorable y va a acabar en un antifinal narrativo.
Rompe con el código establecido de la sintaxis narrativa, lo cual refleja la imposibilidad de Kafka para dar una respuesta al problema que tenía planteado y que se refleja en esta narración. La sintaxis narrativa obliga a toda novela a salir, a proyectarse desde un punto de vista inicial para llegar a otro final.
Al no encontrar ningún final, ninguna respuesta, el autor deja al personaje encerrado en su laberinto, que acentúa su sensación de desvalimiento.
En cuanto a la relación dominador/dominado, tiene una importancia clave. Sin embargo, existe un aspecto importante que hay que puntualizar: en este caso el dominador no lo encontramos representado en ningún personaje, en este caso la explicación es más compleja y obviamente se relaciona con el resto de los puntos.
No hay resistencia, ni siquiera un amago de ella, aunque también es cierto que no hay nada contra lo que resistir. Es precisamente esta atmósfera de impotencia lo que le imprime la fuerza narrativa. El médico actúa con una lógica natural, es decir, humana, y según los códigos de comportamiento social establecido. Su problema radica en adaptarse a la nueva situación creada.
“¡Engañado!, ¡engañado! Haber seguido una sola vez el falso tañer de una campana nocturna. Es irreparable”.
El engaño: esa parece que es la conclusión que saca Kafka de la realidad. Cegado por los espejismos que le rodean, incapaz de discernir entre verosímil/inverosímil, el viejo médico rural claudica.
Y es ese engaño precisamente el que suplanta a la “realidad”, y es en ese juego donde se pierde nuestro protagonista, pero en un último gesto (quizás inútil) huye, para recordarnos que el hombre es el imperativo categórico que nos obliga aún a resistir.
En las postrimerías de la inocencia, Kafka no tiene nada de novísimo. Ha estado en todas partes, ha cometido todos los delitos, ha sufrido todas las vergüenzas de la Primera Guerra Mundial. En su protesta se acercó al silencio, pidiéndole a un amigo que quemara todas sus obras.
Un médico rural, personaje sin pasado, sin nombre, indeterminado, apenas sabemos nada de él. Así nos presenta Kafka a su personaje, solo conocemos su oficio, médico en una comunidad rural.
Aquí volvemos a encontrar las constantes en la narrativa de Kafka que Alex Broch denominó como unidades significativas:

Estos temas no aparecen de manera aislada y separada, sino todo lo contrario. En el relato que nos atañe, en cierta medida encontramos todas las unidades significativas desarrolladas, exceptuando los puntos 4 y 5 que lógicamente no aparecen en esta narración.
El punto número uno se ve reflejado en los esquemas de lógica/ilógica y verosímil/inverosímil, que no sólo operan en el nivel semántico, sino que esta subestructura se enfrenta al personaje con una situación concreta, sin encontrar la debida respuesta, encerrándolo por tanto en su laberinto sin salida, que también se refleja en el nivel sintáctico de la construcción narrativa, representado por el antifinal narrativo de las novelas kafkianas.
La significación simbólica de su obra se encuentra en las llamadas “situaciones inverosímiles” que constituyen uno de los aspectos más destacables de su producción literaria.
Ahora trataré de explicar el significado de la categoría de verosimilitud. Encontramos dos acepciones para el adjetivo verosímil: “que tiene apariencia de verdadero”, y una segunda acepción muy significativa: “creíble por no ofrecer carácter alguno de falsedad”.
La categoría de verosimilitud es, por tanto, una convención. Es la imagen y la opinión que el público y el lector dan y aceptan de un hecho real. No es tanto la realidad del propio hecho como la imagen que aceptamos como reflejo y espejo de este hecho. La inverosimilitud aparecerá cuando se rompan las leyes y los límites de esta convención aceptada como real. Si la nueva lógica es aceptada y admitida por la convención social, se amplían los límites considerados verosímiles y se integran aquellos que se habían considerados inverosímiles.
Los cinco temas son utilizados para crear una superestructura temática que produce situaciones regidas por una lógica diferente a la que estamos habituados.
La aceptación de lo inverosímil o, más bien, la impotencia es lo que caracteriza a nuestro médico rural. Los personajes kafkianos actúan con una lógica natural y según los códigos de comportamiento social establecido y esta es la situación de nuestro viejo médico rural, personaje que se ve arrastrado por una realidad, que a todas luces es inverosímil, pero ante la que se pliega.
El relato tiene un ritmo ascendente que se corresponde con los ataques que recibe de la “inverosimilitud”, donde ciertamente la víctima colabora, dejándose arrastrar, sabiendo que es inútil toda resistencia.
Lo desconocemos todo o casi todo sobre el médico (sólo sabemos que es mayor), aunque su anonimato sea muy significativo y necesario para acentuar la atmósfera de irrealidad.
El proceso de desconexión con la realidad avanza desde el principio de manera inexorable y va a acabar en un antifinal narrativo.
Rompe con el código establecido de la sintaxis narrativa, lo cual refleja la imposibilidad de Kafka para dar una respuesta al problema que tenía planteado y que se refleja en esta narración. La sintaxis narrativa obliga a toda novela a salir, a proyectarse desde un punto de vista inicial para llegar a otro final.
Al no encontrar ningún final, ninguna respuesta, el autor deja al personaje encerrado en su laberinto, que acentúa su sensación de desvalimiento.
En cuanto a la relación dominador/dominado, tiene una importancia clave. Sin embargo, existe un aspecto importante que hay que puntualizar: en este caso el dominador no lo encontramos representado en ningún personaje, en este caso la explicación es más compleja y obviamente se relaciona con el resto de los puntos.
No hay resistencia, ni siquiera un amago de ella, aunque también es cierto que no hay nada contra lo que resistir. Es precisamente esta atmósfera de impotencia lo que le imprime la fuerza narrativa. El médico actúa con una lógica natural, es decir, humana, y según los códigos de comportamiento social establecido. Su problema radica en adaptarse a la nueva situación creada.
“¡Engañado!, ¡engañado! Haber seguido una sola vez el falso tañer de una campana nocturna. Es irreparable”.
El engaño: esa parece que es la conclusión que saca Kafka de la realidad. Cegado por los espejismos que le rodean, incapaz de discernir entre verosímil/inverosímil, el viejo médico rural claudica.
Y es ese engaño precisamente el que suplanta a la “realidad”, y es en ese juego donde se pierde nuestro protagonista, pero en un último gesto (quizás inútil) huye, para recordarnos que el hombre es el imperativo categórico que nos obliga aún a resistir.
En las postrimerías de la inocencia, Kafka no tiene nada de novísimo. Ha estado en todas partes, ha cometido todos los delitos, ha sufrido todas las vergüenzas de la Primera Guerra Mundial. En su protesta se acercó al silencio, pidiéndole a un amigo que quemara todas sus obras.
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